Me gustaria disfrutar de sus pectorales, acariciar su pecho y chupar y pellizcar sus hermosos pezones, dejaria que mis labios y mi lengua se fuera deslizando por sus abdominales cargados omo tableta de chocolate, llegar a su pelvis, lamer y mordisquear sus fuertes muslos y, por fin llegar con mi boca a su hermoso cipote. Grueso y fuerte, lameria su capullo ya caliente y húmedo, recorreria su cilindro con la lengua y por fin me lo introduciria en la boca para mamarlo. Él apartaria mi cabeza de su verga para que no llegara al final y se volvería para ofrecerme su culo. Con mis manos separaria sus nalgas para despejar su ojete y empezaria a urgarlo con mi lengua, luego un dedo le trabajaria su interior y finalmente, tras unos buenos salibazos, le haria apoyarse sobre un sillón y abrir las piernas. Colocaria mi verga en su ano y tras una embestida se lo estiraria para abrir paso a mi polla. Una polla tan tiesa que me dolia, cm a cm le empalaria hasta el fondo, él en algún momento se resentiria y quejaria, pero mi potente herramienta le perforaria hasta el fondo. Con lentos movimientos le follaria con fuerza. Mis manos, una acariciaria sus testiculos y les darian pequeños apretones para estimularle y contenerle, mientras la otra acariciaria su cilindro ahora flacido hasta llevarle a la erección nuevamente. Ahora mi cipote entraba y salia con fuerza y deprisa en su culazo ya dilatado. Su cuerpo se curbó y llevó su boca a mi boca sujetando mi cabeza. Su lengua llenó mi boca y empezó una lucha deliciosa de lenguas, sentí mi mano humedecerse y su cuerpo combulsionarse con movimientos espamodicos, justo en el momento que sentia explosionar mi verga como un volcán, llenándole el túnel con mi abundante y caliente semen. Casi no podia sostenerme sobre mis piernas, me agarré a sus ingles y apreté con fuerza. Fue un orgasmo demoledor.
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